El Páramo del Sol - Una pausa necesaria para proteger un ecosistema vital

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Hace apenas unos años, ver grupos de caminantes rumbo al Alto Campanas era una escena habitual. Algunos venían por la aventura, otros por la espiritualidad de la montaña, y muchos, simplemente, para sentir el frío limpio que sólo se respira allá arriba. El Páramo del Sol, ubicado en el municipio de Urrao, es el punto más alto del departamento de Antioquia y uno de los ecosistemas más importantes de la región. Su cierre al turismo desde 2022 ha generado discusiones en torno al equilibrio entre conservación ambiental y desarrollo local. Este artículo analiza su historia reciente, su importancia ecológica y los retos que enfrentamos como comunidad.

Vista del Páramo del Sol

1. Historia reciente: auge turístico y deterioro ambiental

Durante la última década, el Páramo del Sol se convirtió en uno de los destinos favoritos del ecoturismo en Antioquia. La creciente popularidad de las caminatas de alta montaña atrajo visitantes de todo el país, interesados en alcanzar el Alto Campanas y recorrer sus paisajes andinos.

Sin embargo, este aumento no estuvo acompañado de una regulación adecuada. En temporadas altas, como Semana Santa, el número de visitantes superó con creces la capacidad del ecosistema. Se reportaron frailejones dañados, acumulación de residuos, senderos erosionados y uso inadecuado de animales de carga. Estos impactos motivaron a las autoridades ambientales a cerrar el acceso de forma indefinida en 2022.

2. Importancia ecológica: agua, biodiversidad y clima

El Páramo del Sol es una estrella hidrográfica de primer orden en la Cordillera Occidental. En sus cumbres nacen afluentes clave de los ríos Atrato, Penderisco y Cauca, lo que lo convierte en una fuente de agua para varias subregiones de Antioquia y el Chocó.

Además, el páramo alberga especies vegetales y animales únicas, adaptadas a las duras condiciones de altura. Entre ellas destacan los frailejones, que regulan el ciclo hídrico, y especies como el colibrí paramuno o el oso andino. Su vegetación también actúa como regulador climático, reteniendo agua y carbono.

La fragilidad de este ecosistema es alta. El pisoteo, la basura, las fogatas y el cambio de uso del suelo afectan de forma directa su capacidad de regenerarse. Por eso su conservación no es una opción: es una necesidad.

3. ¿Por qué el Páramo del Sol está cerrado?

El cierre del páramo fue una decisión técnica basada en evidencia. Corpourabá y la Alcaldía de Urrao detectaron un deterioro progresivo, acelerado por el turismo sin control. La medida busca dos objetivos claros:

  • Permitir la recuperación del ecosistema: restaurar frailejones, humedales y senderos dañados.
  • Diseñar un modelo de turismo sostenible: que defina la capacidad de carga, establezca rutas controladas y evite el turismo masivo.

A pesar del cierre, algunos visitantes siguen ingresando por rutas no autorizadas. Esta situación agrava el problema y pone en riesgo tanto la recuperación ecológica como la reputación del municipio como destino responsable.

4. Retos locales: economía, control y adaptación

El cierre del Páramo del Sol ha tenido un impacto económico en la comunidad. Guías, hospedajes, transportadores y restaurantes perdieron parte de su actividad habitual. Esto ha obligado a muchos a buscar alternativas y diversificar la oferta turística.

Algunas rutas como el Camino del Sol, recorridos por veredas, experiencias de café o visitas culturales han tomado fuerza como opciones viables. Estas actividades permiten mantener el flujo turístico sin depender del acceso al páramo.

Sin embargo, persisten retos: el control del acceso ilegal, la educación ambiental de visitantes y residentes, y la necesidad de fortalecer la coordinación institucional. Frailejones en el Páramo del Sol